Hoy, el Presidente Piñera realizó su quinto cambio de gabinete, en medio de una de las crisis políticas más importantes de los últimos años. El ajuste se produjo luego de que el Gobierno sufriera una de las derrotas legislativas más profundas de la historia reciente: la aprobación por más de ⅔ en ambas cámaras de la reforma constitucional para el retiro del 10% de los fondos de pensiones y el rechazo del veto (además de la votación de la insistencia) al proyecto de servicios básicos en la Cámara de Diputados (iniciativa que se vota esta tarde en el Senado). En ambos casos, se contó con el voto de numerosos parlamentarios de la propia coalición de Gobierno, incluyendo a varios UDI.
La nueva integración del Comité Político, y del gabinete en general, se reestructura con rostros de carácter más político, con una trayectoria ligada a su participación en el Congreso Nacional, y conocidos por sus posturas y opiniones respecto a las actuales discusiones políticas y de reformas más polémicas. Al mismo tiempo, el Comité en específico queda conformado con un mayor equilibrio político, en cuanto a la composición de los partidos políticos de sus miembros (dos UDI, un independiente, un Evópoli y un RN). En cuanto a su integración de género, esta se mantiene liderada por cuatro hombres y una mujer.
Con la nueva conformación del gabinete ministerial, el Presidente vuelve sobre la antigua receta de recurrir a figuras de vasta experiencia política (incluyendo parlamentarios en ejercicio), para enfrentar un complejo escenario político y social. Esta apuesta por parte del Mandatario tiene como propósito, además, poder reconstruir la unidad de los partidos de Chile Vamos. Dicho fin ha sido expresamente anunciado por el mismo Presidente luego de realizarse los nuevos nombramientos.
Con esta nueva configuración del gabinete y del Comité Político, el Presidente Piñera parece haber accedido a rodearse de colaboradores directos con más peso específico propio que podrían confrontar su posición, generar un Gobierno con más política antes que uno muy centrado en la figura del Presidente y, al mismo tiempo, colaborar de manera más efectiva en la tarea de reordenar a la coalición y mejorar la gestión frente a la crisis económica y social provocada por la pandemia.
La tarea de conducir la función co-legislativa -una de las dificultades más importantes del Gobierno en este momento- se verá reforzada ahora por varios ex parlamentarios que podrían establecer mejores nexos con la oposición. Esa tarea recaerá, principalmente, sobre el nuevo ministro Segpres y ex parlamentario, Cristián Monckeberg, pero debiera verse reforzada por el nuevo ministro del Interior. Pero en esta tarea, quizás el Gobierno se vea enfrentado a la siguiente disyuntiva: ¿privilegiar la cohesión de Chile Vamos o fortalecer la capacidad de diálogo con la oposición? Lograr ambos objetivos de manera simultánea aparece como una labor especialmente compleja.
Un conflicto que queda en el camino con este cambio es la disputa al interior de Renovación Nacional entre el ahora ministro de Defensa, Mario Desbordes, y el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand. Quien asuma el desafío de liderar RN (el partido con más parlamentarios en el Congreso) tendrá la difícil tarea de intentar reconstruir el affectio societatis al interior de la coalición de Gobierno. Por otro lado, debido a la nominación del hasta hoy diputado Desbordes, se fuerza la elección de un nuevo presidente(a) de la colectividad. Hecho que, sumado a la reciente renuncia de Hernán Larraín a la presidencia de Evópoli, llevará a una reestructuración interna de los propios partidos de la coalición gobernante.
Un tema importante por resolver ahora por RN y la UDI será la designación de los reemplazantes de los parlamentarios que asumieron en el gabinete. De acuerdo al artículo 51 de la Constitución, son los partidos los que libremente pueden nombrar a quienes ocuparán los cargos vacantes. De los cuatro parlamentarios que pasaron al gabinete, tres votaron en contra del 10%, por lo que la señal que se entregue con los nombres de reemplazo será muy relevante. ¿Serán estos igualmente leales al Gobierno?
Por último, otro importante detalle dice relación con la llegada de una mayoría de figuras políticas (en concreto, los nuevos ministros del Interior, vocero y canciller) que expresamente han señalado en reiteradas ocasiones su postura de rechazo respecto al nuevo proceso constitucional, lo que podría ir configurando una postura más definida por parte del Gobierno en las próximas semanas, ad portas de la realización del plebiscito del 25 de octubre. Será, además, el gabinete que deberá (salvo futuros ajustes) enfrentar la crisis post pandemia y apoyar la conducción del Gobierno en su último año y medio de gestión, período en el que ocurrirán siete elecciones a partir de la consulta de octubre. Secuencia de comicios que concluirá con la elección presidencial de noviembre de 2021 (y una eventual segunda vuelta en diciembre).